Acabo de regresar de la Asamblea Internacional de la Economía del Bien Común (EBC) en Salzburgo (Austria). Durante dos días, personas de diferentes países (Alemania, Austria, España, Suiza…), diferentes profesiones (profesores, empresarios/as, estudiantes, economistas, funcionarios….) edades y sexos hemos estado debatiendo y trabajando bajo un objetivo común: Construir un nuevo modelo político, social y económico que sirva de alternativa real al actual sistema.
Eramos solo una pequeña representación de las miles de personas que ya están participando en la EBC en 15 países. Y eramos solo una mínima representación de los millones de personas (la inmensa mayoría de los habitantes del planeta) que anhelan un cambio real en el sistema, que sueñan con una Nueva Sociedad donde el objetivo de personas, gobiernos y organizaciones sea la Felicidad y el Bien Común, por encima de los objetivos meramente económicos.
Podría hablar de muchos de los detalles técnicos y de los principios de la EBC, pero prefiero hablar de las sensaciones vividas. Cada vez que asisto a una reunión de la EBC (ya sea en una pequeña localidad o en una reunión internacional) vuelvo a sentirme persona, vivo, parte de una comunidad, parte de la humanidad. La energía positiva se puede palpar, las sonrisas, las miradas, el respeto hacia la opinión de los demás, el sentirnos iguales, el sentir con cada persona “”Yo soy Tú” hace que una inmensa energía positiva inunde tu cuerpo y tu mente, hace que la utopía de un mundo mejor se haga realidad en ese preciso instante.
La Economía del Bien Común puede ser el nexo de unión tanto para las personas como para las organizaciones que trabajan cada día por un mundo mejor. Puede ser el nuevo modelo que una propuestas de economía social, economía alternativa y solidaria, cooperación, economía de la felicidad, economía azul, ciudades en transición, slow food, democracia real, economía colaborativa y un largo etcétera. Necesitamos unirnos para hacer realidad la utopía por todos soñada. Es la única manera de lograrlo. Juntos, sí podemos.
Por ello, te ánimo a acercarte a la Economía del Bien Común, te ánimo a sentir y a vivir el cambio, te animo a participar y ser parte de ese cambio. Porque hoy, por fin, puedo decir, con una sonrisa en mi cara, que siento y sé que la utopía es realizable.