Uno de los aspectos que siempre me ha llamado más la atención de la Economía del Bien Común ha sido el que naciera y floreciera en primer lugar en algunos de los países más ricos del mundo – Austria, Alemania y Suiza -. Este hecho es una clara muestra de que las personas pueden ser “ricas” a nivel económico y a la vez sentirse totalmente insatisfechas con el modelo de sociedad en el que habiten.
Gracias a la energía y empuje de su ideólogo Christian Felber – así como a su perfecto dominio del español – la Economía del Bien Común en menos de dos años se ha convertido en uno de los principales movimientos sociales de España y en una alternativa política, social y económica que es observada y aceptada por cada vez más personas así como por empresas y formaciones políticas de diferentes ideologías. La Economía del Bien Común puede ser la tabla de salvación que ayude a salir a España de la crisis si se consigue que, además de por la ciudadanía y las empresas – sea apoyada desde los gobiernos locales, regionales y, ojala, el gobierno nacional.
Pero tengo que reconocer que soy ligeramente escéptico en este punto y dudo de la humildad y capacidad de las principales fuerzas políticas españolas para apoyar una idea nueva y desvinculada de su “manual” ideológico tradicional. Como español y amante de mi tierra y mi gente, deseo de corazón equivocarme.
Llegado a este punto la pregunta es:
¿Cuándo la Economía del Bien Común pasará de ser un modelo teórico apoyado por personas, empresas y algunos municipios a ser un ejemplo real de nuevo sistema político, económico y social?