Invierno árabe, verano español

INVIERNO ÁRABE

Hace poco más de dos años asistimos a lo que vino a llamarse la primavera árabe. Miles de personas en diferentes países árabes, usando como principal arma las redes sociales, salieron a las calles para manifestar su descontento con sus gobiernos y exigir un avance hacia modelos más democráticos.

En algunos países las protestas fueron reprimidas y en otros se consiguió derrocar al gobierno. En España nos llamó la atención que nuestros vecinos del sur fueran capaces de salir a las calles reclamando más democracia y mayores libertades. Muchos de nosotros sentimos en nuestro interior un sentimiento de unidad y empatía hacia los rostros que, ilusionados y llenos de energía, las cadenas de televisión nos mostraban en sus telediarios.

Han pasado dos años y, aunque muchas cosas cambiaron (cayeron dictadores como Mubarak o Gadafi), en muchos de estos países la situación es muy similar o incluso peor (como en el caso de Siria).

¿Cual es la causa? Los pueblos siguen separados. La estrategia del “divide y vencerás” seguida por los políticos de todo el mundo es mucho más poderosa de lo que nos imaginamos. Como seres humanos somos idénticos – soñamos con las mismas libertades y con un mundo mejor para nosotros y nuestros hijos – pero las ideologías políticas, las religiones y las banderas consiguen separarnos con demasiada facilidad. En Egipto – país que considerábamos ejemplar por acabar de manera pacífica con su dictador –  vemos como la ciudadanía sigue dividida y, por lo tanto, los diferentes poderes (políticos, militares y el poder económico) se disputan el gobierno utilizando a las personas como mera moneda de cambio. Parece que el invierno árabe será largo.

VERANO ESPAÑOL

Y mientras tanto en España disfrutamos de nuestro caluroso verano mientras la corrupción de los dos principales
partidos políticos ya no es noticia, es algo habitual. ¿Qué pasaría si mañana hubiera elecciones? PP o PSOE volverían a formar gobierno con el apoyo de alguna otra formación política. Más de lo mismo.

Aprendamos de lo que está ocurriendo en otros países. Si deseamos un cambio de verdad, un CAMBIO con mayúsculas, debemos superar la separación en “izquierdas y derechas” y construir un nuevo ideario acorde al siglo XXI y nuestra realidad. Solo con una nueva propuesta inclusiva, en la que convivan y con la que se sientan identificadas tanto las personas que hoy se autodenominan de izquierdas como las que dicen ser de derechas, podremos soñar con un cambio a mejor.

Si no somos capaces de eliminar lo que nos separa y encontrar lo que nos une – sentir el mensaje de “Yo soy Tú“ –, el invierno español será muy pero que muy largo.